Niños feroces

La novela, que participa del género ensayístico y hasta del periodístico, ofrece un argumento ambientado en dos momentos históricos: la actualidad y los años cuarenta. Lázaro es un joven bloguero que quiere ser escritor y participa en un taller de escritura; le cuesta escribir una novela porque tiende a ser fragmentario. Su bloqueo literario termina cuando su profesor le ofrece la historia de Jorge: un joven madrileño, que participó en la primera expedición de la División Azul en 1941 y vivió una espeluznante aventura -en la que no falta el amor- que le llevó inconscientemente a apoyar a Hitler, hasta su rendición, y participar en una sangrienta guerra, de la que hay alguna cruda descripción bélica que induce a reflexión. Lorenzo Silva ha escrito la novela de una novela, trama algo compleja, resuelta con soltura estilística y lenguaje claro y sencillo, recursos con los que logra conjugar hábilmente todos los elementos narrativos. El autor se ha documentado y ha buscado historias singulares. Con agilidad y cierto aire entrelaza materiales y relatos diversos, mezcla tiempos y personajes, incluye comentarios personales o citas ajenas y fragmentos de películas y desemboca en la actualidad con referencias a las guerras de Afganistán e Irak, incluyendo incluso un breve análisis del movimiento del 15-M. El protagonista es un personaje de ficción, pero puede encarnar el prototipo de muchos españoles. Cierto antibelicismo aletea detrás de todo el argumento: los jóvenes son la carne de cañón de las guerras, los que sufren hasta dar la vida, mientras que otros son los que deciden por ellos. Se hace hincapié en la defensa de la paz y en el idealismo de la juventud.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

1 Comentario

  1. Siendo una novela compleja, se lee muy bien gracias al buen español que usa Lorenzo Silva y a las pertinentes explicaciones de los personajes. Merece la pena leerla cada cierto número de años, releerlo, vaya.

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