Lluvias primaverales. Un sueño

Con el relato de un idilio amoroso, breve pero encendido, Turguéniev construye una bella historia en la que el protagonista, un joven ruso, Dimitri Sanin, en un viaje a Frankfurt se enamora de Gemma, la hermana del chico al que salva la vida al comienzo de la novela. Tras un duelo y otras peripecias, decide ir a trabajar en la pastelería de la familia de Gemma, renunciando al buen nivel de vida que tenía en Rusia. La acción se centra en su relación con Gema y las dificultades que se les plantean.

Turguéniev es más incisivo en esta obra que en otras ocasiones, menos moroso y más emotivo. Se trata de una novela realista, en la que disecciona los personajes femeninos, bien perfilados, con pocos rasgos pero con gran maestría. Ante las personalidades femeninas, la figura del protagonista quizá queda empequeñecida.

La atmósfera de «Aguas primaverales» o «Lluvias primaverales» es cálida y risueña, un canto a la juventud, a la primavera y al amor, que tiene también sus notas falsas. Son éstas quizá las que ponen el contraste a la acción. En la vida también hay infelicidad y el autor no parece desconocerlo Por eso incluye el contrapunto de un final equilibrado, que no deja al lector mal sabor de boca, porque evita un desenlace trágico. Iván S. Turguéniev (1818-1883), es uno de los maestros del realismo ruso.

 

Un sueño” revela facetas insospechadas de los espíritus atormentados. El valor del relato estriba sobre todo en la dificultad de vislumbrar el límite donde la realidad se funde con la fantasía, en descubrir si se está entrando en el terreno de lo sobrenatural o de la locura. La acción se desarrolla en una ciudad europea cualquiera, sin nombre y sin temporalidad, con individuos igualmente anodinos. Es una situación común y corriente que puede suceder en cualquier parte, sin el menor tinte siniestro o supersticioso. En contraste con este escenario, aparecen dos tipos extraños al medio, encerrados en su propio mundo: un adolescente y su madre, que viven enclaustrados en su opaca morada, casi completamente aislados de los demás Este cuento se encuentra cabalmente asentado en la realidad cotidiana y lo que trasluce es la tremenda capacidad analítica de su autor respecto a los vericuetos del alma humana. Los personajes, si bien trastornados y presentando sus diferentes psicopatologías, muestran facetas del espíritu que cualquiera puede manifestar o mantener ocultas hasta que un resorte de este tipo las hace saltar. Y en ello precisamente radica la magnificencia de la narración bien llevada por Iván Turguieniev: ha creado una atmósfera ominosa que llena de pavor precisamente porque parte de la verdadera existencia, de los verdaderos terrores que se ocultan en el inconsciente y no se vale de fantasmas o brujas para desencadenar ese pánico, sino que muestra que el verdadero horror se encuentra encerrado en cada uno de los posibles lectores y los personajes actúan únicamente como mitificaciones universales de esas pulsiones.
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