La librería

En 1959, una viuda de mediana edad y modestos recursos se lanza a la aventura de abrir una librería en un pueblecito de Inglaterra donde no parece haber mucho interés por la lectura. Las fuerzas vivas del lugar ven con buenos ojos la iniciativa, pero una serie de contratiempos enfadan a la mujer de un general que, en venganza, decide hacer cuanto pueda para hundir la librería. Valedores y enemigos mantienen una pugna equilibrada, hasta que una muerte súbita inclina definitivamente la balanza.
Esta novela, con la que Penelope Fitzgerald (1916-2000) quedó finalista del Booker Price 1979, revela amplios conocimientos sobre la azarosa vida de los libreros vocacionales, sujetos a las exigencias del público, a la presión del banco que les ha dado un crédito y a las conveniencias sociales del entorno. El argumento, sólido y bien desarrollado, con mucho realismo y bastante humor, transcurre con una aparente calma provinciana bajo la cual late la angustiosa tensión que sufre la protagonista durante todo un año de incertidumbre. El estilo es brillante, ingenioso, ágil y conciso, ligero a veces, de un dramatismo sencillo y agudo otras. “La librería” es un ámbito novelístico dotado de una atmósfera sugestiva, los personajes son dignos de ella y la trama está sabiamente construida en torno a la idea de que hay que ser muy especial para atreverse a abrir la primera librería en una ruinosa casa de un pueblo pequeño. La traducción de Ana Bustelo, de buena calidad, aumenta el interés de esta obra, donde los amantes de los libros luchan en condiciones desiguales con quienes se sirven de ellos o los ignoran, según les convenga.
© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

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