La felicidad de la tierra

La obra constituye una especie de diario sin fechas en el que el autor refleja hechos, anécdotas e impresiones de su vida durante las temporadas en que reside en la casa que compró en 1986 en un pueblo de Guadalajara.
Por contraste con su habitual existencia de periodista viajero, Manuel Leguineche refleja en estas páginas la satisfacción que le produce la quieta placidez de su retiro alcarreño. La caza, la charla con los vecinos, los paseos, el alojar amigos, son sus tranquilos ocios ‘lejos del mundanal ruido’, mientras escribe sobre el último viaje que acaba de concluir o reflexiona sobre acontecimientos importantes pero ocurridos a una distancia gratamente larga. Escrito con el estilo suelto y ameno que le caracteriza, este elogio aldeano, entusiasta, aunque sin exageraciones idílicas, resulta entretenido y de fácil lectura.
© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

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