Barrio de maravillas

Se da en esta obra una poderosa conjunción de inteligencia y sensibilidad. El resultado es una novela fuertemente intelectualizada, aunque sabe dosificar la alusión a lo sentimental, de modo que no resulte fría. La técnica está muy trabajada, con diálogos sin fijación de coordenadas de espacio y tiempo, con monólogos interiores de gran expresividad. Los datos se adivinan a través de los diálogos y monólogos, combinados con frías disquisiciones y descripciones objetivas: algo así como un rayo de luz aplicado a objetos y situaciones. El estilo es fuerte y recio, aunque en ocasiones resulte difícil por su constante derivación hacia temas intelectuales, éticos y estéticos. Las dos niñas protagonistas, van despertando al mundo familiar y de vecindad con extraordinaria sensibilidad y clarividencia. Ante sus ojos ávidos van desfilando personas y situaciones: los padres, los vecinos pobres y ricos de la casa, la profesora atea, los hechos menudos del “barrio de Maravillas”….
Rosa Chacel muestra (de forma pudorosamente velada) el proceso de formación de una niña sensible e inteligente; su educación laica, con inmensa atención a los valores artísticos y un equívoco sentido del respeto a la libertad. La obra destaca por su limpieza, y por la sencillez y honradez expositiva, sin el menor alarde doctrinario.
© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

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