Yo soy el queso

En «Yo soy el queso«, Rormier Cormier sorprende al lector con una estructura compleja —el extraño viaje, los interrogatorios, la descripción del pasado en tercera persona—; con la transformación de lo que parecía ser una especie de «thriller» psicológico en una intriga de mafiosos —al recomponer la historia se ve que Adam supo que sus padres eran testigos protegidos y debían ocultar su identidad, pues estaban en continuo peligro, y de ahí las lagunas en su pasado y las peculiaridades en los comportamientos familiares—; y, sobre todo, con un final que quizá le haga volver a releer el relato para ver qué se le ha escapado.

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