Vinieron como golondrinas

En 1918, una mujer a punto de dar a luz, su marido y sus dos hijos, un niño y un adolescente, que viven en una pequeña población del Medio Oeste americano, se ven afectados por la epidemia de gripe que en ese año asoló realmente el país. La novela, publicada en 1937, narra esta penosa situación desde las perspectivas del niño, el primero en enfermar, del adolescente, que se repone más rápidamente que los demás, y del padre, abrumado por el dolor físico y moral. William Maxwell (1908-2000) traduce a literatura en estas páginas una situación que tiene mucho de autobiográfica, ya que él mismo perdió a su madre en la epidemia que centra el argumento. A pesar de su profunda implicación personal, al desarrollar la trama evita cuidadosamente cualquier tinte melodramático, tanto en la concepción de las situaciones como en las actitudes y modos de expresarse de los personajes. Al contrario, la acción transcurre en un clima cálido y sereno, de sólidos vínculos familiares y aceptación calmada del sufrimiento. Los elementos novelísticos son muy sobrios, sin apenas descripciones ambientales, y el estilo combina de forma acertada párrafos dialogados con narración indirecta de carácter introspectivo. Sin apenas utilizar recursos expresivos, con mucha sencillez técnica y vocabulario lleno de matices gracias a una hábil utilización del léxico común, la novela alcanza notable calidad estética. El contenido encierra una profunda dimensión humana por la forma sobria y digna con que los personajes asimilan la adversidad y por la intensidad del cariño que les une.
© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

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