Simplemente perfecto

A Albert le diagnostican ELA. Ese mismo día decide irse a una casa que tiene junto a un lago y acabar con su vida de una manera ‘digna antes de que la enfermedad lo deteriore. Desde allí escribe una carta a su mujer, hijo y nieta en la que cuenta la historia de la casa.

Cuando él estaba en la universidad conoció a Eirin, la que sería su mujer, y se escaparon en el coche del padre de ella hasta que por casualidad llegaron a la casa del lago. Se bañaron en el lago, forzaron la puerta de la casa y tuvieron una aventura amorosa. Un año después se fueron a vivir juntos y a los diez años y ya con un hijo, compraron la casa. En la carta Albert se sincera con su mujer y le cuenta que durante un tiempo tuvo una aventura con su novia de juventud.

Cuando parece que se va a suicidar, se despierta en su cama y aparece un vecino de una finca cercana que parece leerle el pensamiento y le anima a volver a su casa con su mujer. Llevado por el amor a su familia, Albert decide afrontar la vida y la enfermedad junto a las personas que quiere.

Novela corta del noruego Jostein Gaarder (1952), autor de la conocida obra de divulgación filosófica “El mundo de Sofía” (1991), sobre el modo de plantearse la propia muerte ante una enfermedad degenerativa. En el protagonista hay un proceso gradual en la aceptación de este dolor: primero huye a la cabaña, rompe con la sociedad (su médico, su mujer y su familia) para ‘unirse con el cosmos y la naturaleza’ y recuperar la dignidad. Lo que hace que el protagonista se plantee seguir viviendo es la vivencia de pertenecer a la familia humana, a la humanidad, como una chispa en una enorme hoguera. Y el amor de su mujer y de su familia: sí estuvieron juntos en lo bueno, también pueden asumir juntos lo malo.

Un tema tan interesante como la eutanasia ante una enfermedad mortal que en esta novela termina de una manera positiva y en cierto modo esperanzadora por el valor que da al amor y a la familia. No hay transcendencia, pero si una visión global de la vida humana, tampoco demasiada profunda. Escrito con una prosa sencilla y ágil, la lectura resulta amena y entretenida.

Silvia Martínez.

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