No hay nada como el original

Esperar a mamá en su despacho puede ser muy aburrido; uno debe portarse bien y no hay nadie con quien jugar. Sin embargo, gracias a la imaginación y a la fotocopiadora, es posible hacer copias de uno mismo… Entonces, ¡hay con quién jugar! Solo hay un problema: ¿Me reconocerá mamá entre tantas copias? Este relato es un buen inicio para trabajar la identidad, a la vez que muestra la capacidad imaginativa de los niños.

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