Napoleón en Chamartín

El gran friso narrativo de los “Episodios Nacionales” fue el excelente vehículo que usó Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles -guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares- a lo largo del agitado siglo XIX. En “Napoleón en Chamartín“, de nuevo es Madrid escenario de las aventuras de Gabriel de Araceli. Su asendereada existencia y su amor por Inés lo llevan a la capital de España, a la que se aproximan los ejércitos franceses. Asiste -y con él los lectores, gracias a la viveza descriptiva del novelista- a la entrada del Emperador en la Villa y Corte. Sin embargo, por encima del hecho histórico predomina en este episodio el retrato de tipos y aspectos de la realidad cotidiana madrileña -artesanos, frailes, hombres públicos-, de cuya pintura es Galdós el gran maestro.

Reseña del Editor.

1 Comentario

  1. Dejando aparte la extraordinaria fortuna del protagonista saliendo con vida de los fusilamientos del 3 de mayo de 1808 en Madrid, esta novela histórica le sirve a su autor para narrar la vida ordinaria de las gentes madrileñas de aquellos tiempos a pesar de lo extraordinario de estar en guerra con quien ocupa la ciudad. Benito Pérez Galdós es el gran maestro pintor que no pinta con pincel sino con su magnífica escritura.

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