Los hijos del mar

Simón, arquitecto de poca monta, es contratado por Isabel para que remodele el viejo estanque del pazo familiar. Isabel muere y lega a Simón un papel con iniciales y fechas y a cada uno de sus hijos una moneda de oro que se encontraba en la caja que Simón halló debajo del estanque. Estos objetos llevan a que Simón, con ayuda de Mariña, hija de Isabel, descubra sus verdaderos orígenes. Si pensaban que sus abuelos eran catalanes y otros descendientes de los emigrados a Buenos Aires, ahora la aventura es mayor y se remonta al oro de América, a los galeones de Rande que unos alemanes nazis intentaron apropiarse. “Los hijos del mar”, novela de Pedro Feijoo se desarrolla remontándose a varios siglos atrás y a diversos momentos de la historia, y eso le lleva también a distintas localizaciones geográficas y a estructurar su novela como los relatos individuales de los abuelos y padres de los protagonistas actuales y a la explicación de la fortuna del padre de Mariña y a la verdadera actividad de su empresa, que llevaba a exiliados al otro lado del océano para huir del terrible régimen franquista.

Esta primera novela de Feijoo es entretenida, llena de aventuras y un poco fantasiosa en el modo de enlazar aventura e historia, ficción y realidad. El plano histórico se superpone al plano personal de los orígenes de la pareja formada por Simón y Mariña que se presenta como una amistad intensa. Tiene algo de novela policiaca al final, pero quizá sea más de aventuras en el mar, con la localización principal en Vigo y con la remota de América, como una sombra de riqueza. La novela entretiene por esa variedad. En la narración hay expresiones que no son propias de la personalidad del personaje o de la época; también resulta escaso el desarrollo psicológico de los protagonistas en contraste con el cuidado en la elaboración del resto de los personajes, especialmente los padres de ellos.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

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