Lo que el infierno no es

Publicada en Italia en 2014, la nueva novela de Alessandro D’avenia recrea algunos episodios biográficos del autor, natural de Palermo, ciudad en la que transcurre la novela. Allí, en las aulas del Instituto Vittorio Emanuele II, conoció a su protagonista, el padre don Pino Plugisi, donde ejercía de profesor de Religión.
Lo que el infierno no es” cuenta la relación que mantiene Federico, un joven de diecisiete años, con este sacerdote, párroco además en una iglesia del barrio marginal de Brancaccio. Federico es buen estudiante y muy bien lector. Está fascinado con las poesías de Petrarca y las novelas de Dostoievski. Encuentra en la literatura lo que la mayoría de las veces no le da la vida. Además, es un enamorado de las palabras, que le sirven para conseguir un fuerte anclaje en el mundo. Insatisfecho con la vida que lleva, acepta la invitación de don Pino para visitar el barrio antes de su viaje a Oxford para mejorar su inglés.
En Brancaccio, se encuentra con una realidad absolutamente desconocida para él. Se trata de un barrio miserable, con muchas lacras sociales y donde solo brilla la labor social y sacerdotal que desarrolla el párroco, preocupado de verdad por la situación de muchos niños y jóvenes del barrio, que crecen sin expectativas en un contexto marcado por las drogas, el paro, la violencia y las situaciones familiares complicadas. Además, está el problema de la Mafia, el otro gran protagonista de la novela, pues los capos de la Mafia en el barrio no ven con buenos ojos la intensa actividad solidaria del padre Pino.
Esta experiencia provoca en Federico, un joven de muy buenos sentimientos, una fuerte sacudida emocional. Decide implicarse en la actividad del barrio, lo que le provocará no pocos problemas con sus padres, su hermano Manfredi, sus amigos de instituto y… hasta con la Mafia, que le amenaza.
D’Avenia salpica toda la novela de positivos y nobles sentimientos. La novela destaca sobre todo la actitud vital de don Pino, un sacerdote que busca a Cristo en todo lo que hay a su alrededor, aunque esto sea desagradable, como sucede en el barrio de Brancaccio (dura realidad que no se oculta en la novela).
Adolfo Torrecilla.

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