Llámame simplemente Súper

Ni siquiera sabía cómo se llamaba, pero la chica cruzó todo el patio con total tranquilidad y aplomo y vino hacia mí como si fuésemos amigos de toda la vida. Al llegar dijo: – ¿Te llamas sólo Walter o tienes algún otro nombre? He pensado que a lo mejor tenías algún apodo– me explicó. -¡”Llámame simplemente Súper”! – le dije para que se largara de una vez. Pero no se molestó; se limitó a sonreír y me dijo: –Yo me llamo Berta, así, a secas, pero me gustaría que me llamaras Súper-Berta. Reinhold Ziegler nos deleita con esta aventura juvenil.

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