Las minas del rey Salomón

Cuando tenía 19 años llegó por primera vez a África Sir Henry Rider Haggard (1860-1925), escritor prolífico que alcanzó a ser un alto funcionario del gobierno inglés. De su contacto con aquel novedoso y fascinante mundo surgió la idea que desarrolló en esta su primera novela, publicada en 1885. En ella cuenta las peripecias del experto en caza mayor Allan Quatermain -personaje que aparecería después en otras de sus obras, A finales del siglo XIX, Henry Rider Haggard colocó en las tierras de África, en parte inexploradas, a Allan Quatermain, el famoso cazador de elefantes, enrolado en peligroso viaje cuando un caballero inglés le pide ayuda para buscar a su hermano, desaparecido mientras se dirigía a «Las minas del rey Salomón«, viaje erizado de dificultades. Una sucesión de peligros, ocasionados por la naturaleza, las fieras o los nativos ‘que no entienden la idolatría de los blancos por las piedras‘ se interpondrá en su camino. De todo esto surge una pregunta esencial: si la ‘civilización‘ materialista y obsesionada por el dinero no será en el fondo más salvaje que esta tribus belicosas perdidas en el corazón de la selva.
Se trata de una excelente novela de aventuras, clásica dentro de su género por su originalidad y su ágil ritmo. Totalmente centrada en el dinamismo de la acción, no se adentra en el terreno de la introspección psicológica ni se detiene en largas descripciones paisajísticas, sino más bien en la presentación de una cultura desconocida en Occidente y en los aspectos fabulosos y hasta misteriosos de la historia narrada. Los personajes centrales encarnan los valores vigentes en la sociedad victoriana: valentía, nobleza, hombría de bien. Dirigida a un público muy amplio, la obra obtuvo enseguida un gran éxito, que aún se mantiene. El libro es conocido también por la adaptación cinematográfica que de él se hizo en 1950, dirigida por Andrew Marton y Compton Bennett, que mereció ser premiada con dos Oscar, al mejor montaje y a la mejor fotografía.

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