La Pasión

Los actores realizan un papel magnífico, destacando el de Jesús (Jim Caviezel). El único papel que no acaba de convencer a muchos es el de la Virgen María, puesto que su personaje no consigue reflejar la expresividad adecuada al inmenso dolor de ver padecer tanto a su hijo durante esas horas. Tampoco su rostro es el de una persona dulce, elegida por Dios en su momento para encarnar a su hijo.

Por otra parte, los escenarios escogidos son de una sobriedad perfecta y el vestuario es francamente acertado. Existen escenas, no obstante, que son difícles de entender, pero que se explican a continuación. Por ejemplo, la aparición del Demonio con un niño deforme en brazos durante la flagelación de Jesús. Su presencia incita a los torturadores al máximo de violencia y brutalidad. En ese momento, el Demonio creía que estaba ganando la batalla a Dios. O la escena en la que tanto la Virgen María como María Magdalena recogen la sangre de Jesús mediante paños, después de haber sido flagelado. Este hecho aparece en las visiones que tuvo la Venerable Ana Catalina Emmerich sobre «la Pasión» que Mel Gibson ha incluído en la película, ya que él mismo es quien ha escrito el guión basándose en los evangelios sinópticos. La recogida de la sangre de Jesús, que fue derramada por nosotros, la sangre que nos salva, demuestra aquí más que un justo amor maternal hacia su Hijo, es decir, muestra que la Virgen María comprende la sacralidad de su sangre.

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