La forja de una rebelde

Lorenzo Silva y Noemí Trujillo regresan con “La forja de una rebelde”, título inspirado en la novela homónima de Arturo Barea. Se trata del segundo caso de la inspectora Manuela Mauri, quien desde el inicio de la pandemia está muy estresada, también por cuestiones familiares: problemas con sus hijos y su pareja, Alberto. Los autores encuadran la trama en plena crisis por el covid 19: miedo, dificultad para los interrogatorios, confinamiento y reuniones ilegales. La acción se centra principalmente en Alcalá de Henares donde tiene lugar un doble crimen. Una joven de diecinueve años, Carlota, llama a la policía tras encontrar asesinados a tiros a su padre y a su madrastra. Ella y diez jóvenes estuvieron en una reunión ilegal por lo que el testimonio e interrogatorios de estos jóvenes, sus declaraciones y su posible relación con el caso resulta bastante compleja. Los autores introducen en el relato cierta relación con la novela “Diez negritos” de Agatha Christie, referente literario que parece ser como el símbolo de estos jóvenes. Poco después, otro asesinato en Aranjuez requiere la atención de la inspectora. La novela muestra la rebeldía y los conflictos entre padres e hijos, así como algunos problemas ocasionados por el confinamiento como el desbordamiento: teletrabajar y atender a los hijos, así como como las diferentes actitudes ante la pandemia: desde la neurosis hasta la indiferencia y el rechazo a las medidas sanitarias en un Madrid sitiado por el virus. La novela, narrada con la soltura y agilidad características de los autores, ofrece un excelente manejo de la intriga hasta el final con una ambientación creíble y realista. En este caso, la investigación policial transita por problemas aparentemente tangenciales a los asesinatos como la infelicidad o la rebeldía generacional.

TROA.

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