- Autor: Benito Pérez Galdós
- Editorial: Nivola
- Nº Registro: 15279
- Género: Novela histórica
- Edades: Todos
- Tipo: Normal
El gran friso narrativo de los «Episodios Nacionales» fue el excelente vehículo que usó Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles (guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares) a lo largo del agitado siglo XIX. De entre las variadas formas que adoptó la lucha contra el invasor francés, «Juan Martín «El Empecinado»» y los suyos bien pueden encarnar a todos y cada uno de los españoles que abandonaron sus familias y ocupaciones para formar en el ejército espontáneo de la guerrilla del pueblo. Alrededor de él se mueven recios y pintorescos tipos de guerrilleros, como el tremendo mosén Antón Trijueque y, asimismo, Gabriel de Araceli, cuya peripecia constituye el contrapunto novelesco a la cruda realidad de la guerra.
El general Juan Martín Díez «El Empecinado» es retratado por Galdós como un héroe lleno de humanidad que protagoniza diálogos muy divertidos por su tosco vocabulario, pero es también un hombre valiente, fiero, noble y prudente, que despierta el respeto incluso de sus enemigos.
Persona de firmes convicciones liberales, terminó por enfrentarse al propio Fernando VII, al no respetar éste la Constitución de 1812, y fue desterrado a Portugal. Al intentar de nuevo penetrar en España fue capturado, torturado y exhibido en una jaula antes de ser condenado a la horca. Su perseverancia al defender sus ideales ha hecho que empecinado signifique hoy en día obstinación y que él sea recordado como uno de los más grandes defensores de la libertad en España.
Reseña del Editor.
Gabriel Araceli, omnipresente en casi todos los escenarios de la Guerra de Independencia y protagonista de la primera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, se cuela en este episodio en la guerrilla del Empecinado y cuenta cómo es la vida de los guerrilleros, de lo tremendos que podían llegar a ser y de la personalidad de Juan Martín, de sus virtudes y defectos, sobre todo el de la tosquedad al hablar, que levantaba la risa por donde andaba y por donde se le lea.