Hijos de nuestro barrio

En una época imprecisa, un rico propietario egipcio construye una casa en sus tierras. Dos de sus hijos se resisten a su autoridad, son expulsados del hogar paterno y viven con sus familias en los alrededores, dando origen a un barrio. Sus descendientes se enredan en continuas peleas y algunos oprimen a los demás, que llevan una vida miserable, mientras el anciano permanece en su casa sin intervenir. Por la forma de desarrollar el argumento y por su estilo, es ésta una de las obras más genuinamente árabes de Naguib Mahfuz, Premio Nobel 1988. La acción transcurre como una especie de parábola en la que los hechos, con ligeras variantes, se repiten cíclicamente, en un eterno retorno cuyo círculo parece imposible romper. Las circunstancias de espacio y tiempo no se tienen en cuenta de modo estricto, ya que lo simbólico predomina sobre la realidad en esta fábula sobre el destino individual y colectivo. La repetición de situaciones y personajes resulta monótona, y el sentido al que responde la trayectoria de los acontecimientos no siempre es fácil de captar. Quedan, así como principal centro de interés las referencias costumbristas y el atractivo de una ambientación diferente y exótica.

Hijos de nuestro barrio” (1957) fue prohibida en Egipto por motivos religiosos y se publicó en Beirut en 1967. En sentido alegórico, el dueño del barrio puede ser un Dios que sigue ajeno e invisible mientras en la humanidad se repite el drama de Caín y Abel. No es clara la intención del autor; parece que se reduce a trazar un cuadro pesimista de la sociedad de su país, sin otras implicaciones que las de carácter político.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

Deja un comentario