El vértigo

Relato autobiográfico en el que la autora narra sus años de cárcel y trabajos forzados en Siberia, acusada de ‘trotskismo’, durante la época de Stalin. Eugenia Ginzburg, periodista, pedagoga y miembro activo del partido comunista ruso, fue detenida en 1937 y no obtuvo la libertad plena hasta mediados de los años cincuenta, en la época de Kruschef.
La obra, escrita con dramático realismo, describe al detalle el largo calvario de los condenados, agravado en este caso por el hecho de considerarse la protagonista inocente de los delitos que se le atribuían. A pesar de lo trágico de los hechos relatados, el tono se mantiene sereno y moderado, con arrebatos de violencia, pero sin odio ni rencor. El estilo es correcto y la narración está bien llevada, con abundante diálogo y situaciones convincentes. La autora, comunista convencida antes de su detención, no enfoca el recuerdo de su vida en función de la política, sino según la enumeración de sus sufrimientos, del vértigo de dolor, con rasgos aislados de humanidad, que se oculta tras las alambradas de los campos de concentración, universo animalizado por el miedo. Aunque no hay un rechazo explícito de las ideas marxistas, sino que la autora sigue aun aludiendo a ‘la gran verdad leninista’, de la obra se desprende una crítica al sistema que encierra una defensa positiva de la dignidad humana y del individuo.
© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

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