El pesimismo ilustrado

El hombre es malo: así lo declaran Hobbes, Locke y Kant. Rousseau atribuye el mal a la sociedad cuando no se organiza bien.

El optimismo ilustrado se fundamenta en un profundo pesimismo antropológico.

Para superarlo se recurre a ‘fórmulas’ científicas -el principio de acción y reacción, por ejemplo- con las que organizar el Estado. De este modo la política se convierte en fuente de normas morales y adquiere sentido escatológico.

Pero entonces el hombre, más que salvarse, es salvado por la naturaleza, la providencia inmanente al sistema y el progreso histórico; es decir, deja de ser el protagonista de su propia vida.

 

Deja un comentario