El mago de Oz

Por su gran originalidad y por haber sido llevada en varias ocasiones al cine, esta obra es ampliamente conocida por el público infantil. Cuenta la historia de una niña que, arrebatada por un ciclón, aparece en un país de fantasía donde le suceden numerosas aventuras, en compañía de un espantapájaros, un hombre de hojalata y un león cobarde. La narración está en la línea de los llamados cuentos mágicos de hadas, aunque, según palabras del escritor norteamericano (1856-1919), ha llegado el momento para un nuevo tipo de cuentos maravillosos, en los que se eliminan los estereotipos del genio, el enano y el hada, así como todos los acontecimientos horribles y espeluznantes. Es, pues, un cuento de hadas modernizado, en el que se mantienen la alegría y la fantasía, y se suprimen las penas y pesadillas. La obra tiene varios niveles de significado; el primero, que puede ser captado por todos los niños, rebosa fantasía espléndida, colorido y emociones, dentro de un ambiente de buen humor y búsqueda de auténticos valores. Puede también presentar muchas connotaciones satíricas: en “El mago de Oz”, que no es más que un farsante, en la búsqueda de cerebro, corazón y coraje…, siempre en un tono de honda ternura ajena a cualquier acritud, que es lo que pretende L. Frank Baum.

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