El Corsario Negro

Si «entre todas las novelas de los diferentes ciclos, “El Corsario Negro” es probablemente la más perfecta», es lógico que fuese esta «la que aconsejaríamos a un supuesto lector que sólo tuviese tiempo para un libro de Emilio Salgari»; porque en ella se encuentra «la fascinación del mar, de la jungla, de los combates y del amor, sin los defectos de estilo y de construcción que hacen pesadas a veces las páginas salgarianas» (L. Baccolo). Con ella Salgari pretendió mostrar su agradecimiento a la Casa reinante entonces en Italia, la de Saboya que, un año antes (1897), le había nombrado caballero. Por ello, el protagonista de la novela no sólo es italiano, cosa rara en su novelística, sino que además es señor de Ventimiglia y está emparentado con los Saboya. Y es que para sus corsarios, el Verde, el Rojo y el Negro (los dos primeros colores, relacionados con la bandera italiana), pudo tener presente a los condes Amadeo VI y Amadeo VII, y al duque Amadeo VIII. Pero no se piense que vamos a asistir a un tratado de historia. Estamos ante una novela en la que «historia y leyenda se entremezclan» (G. Viglongo). Quizá ésta sea una de las razones por las que’ El Corsario Negro” siga siendo la obra más significativa de toda la compleja producción salgariana. En la perspectiva de la Italia de 1899, la batalla naval ganada por el Rayo satisfacía los orgullos y las veleidades marítimas de una nación que no había olvidado Lissa’ (G. Spadolini). Por ello, los jóvenes y todos los amantes de las aventuras podrán disfrutar con la lectura de las peripecias del protagonista de esta novela, por tierra y por mar. Y en ese recorrido tendrán ocasión de conocer curiosidades de la fauna y de la flora americana. Así que, una vez más, los lectores podrán aprender divirtiéndose o divertirse aprendiendo.

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