El coloqio de los perros. El casamiento engañoso

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547 – Madrid, 1616) es un autor clave para entender la evolución de la historia de la literatura occidental. No solo por su inmortal Don Quijote de la Mancha que, tras un largo proceso de gestación, se convirtió en un referente novelístico de primera magnitud, sino también por otras obras como sus demoledoras “Novelas ejemplares”, su “Viaje del Parnaso” o la compleja “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”.
La consideración de “El coloquio de los perros” como una novela independiente dentro de las “Novelas ejemplares” es problemática, ya que el “Coloquio” es en realidad un texto que uno de los personajes de la novela anterior, “El casamiento engañoso”, da a leer a un amigo. Así pues, en cierta manera ambas novelas forman una unidad.
Escenifica la conversación entre dos perros, llamados Cipión y Berganza, que guardan el citado Hospital de la Resurrección de Valladolid, en cuyo solar se encuentra hoy la Casa Mantilla. Al comprobar que han adquirido la facultad de hablar durante las noches, Berganza decide contar a Cipión sus experiencias con distintos amos, recorriendo lugares como Sevilla, Montilla (Córdoba) y Granada, hasta llegar a Valladolid.
El relato de Berganza está construido según los principios estructurales básicos de la novela picaresca (principio de viaje, principio de servicio a varios amos, etc.). Mediante el contrapunto de los comentarios del otro perro, Cipión, Cervantes cuestiona algunos de los presupuestos y las técnicas de la picaresca, a la vez que reflexiona sobre las relaciones entre la literatura, la verosimilitud y la realidad.
En «El casamiento engañoso«, Cervantes desarrolla la maliciosa y divertida historia del matrimonio por interés del valentón y presumido alférez Campuzano, quien acaba trasquilado y presa de una enfermedad venérea. Postrado en una cama del Hospital de la Resurrección de Valladolid, a Campuzano corresponde la transcripción del inusitado «Coloquio de los perros» Cipión y Berganza, de filiación lucianesca, que permite al autor, en la mejor tradición de la novela picaresca, convertirse en espectador y fiscal de la turbia sociedad de su tiempo y mostrar, una vez más, su profundo conocimiento de la vida y de la naturaleza humanas.
Reseña del Editor.

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