Dios llora en la tierra

En 1947, ante la llamada de Pío XII a socorrer a los sacerdotes expulsados de la Alemania del Este, que corrían peligro de morir de hambre en los campos de refugiados, el p. Werenfried van Straaten (Holanda 1913 – Alemania 2003) recorrió Bélgica y Holanda pidiendo alimentos, ropa y medicinas que distribuyó no sólo entre los sacerdotes del este, sino entre todo aquel que vivió la diáspora y el hambre después del conflicto. Así nació la obra por la que ha trascendido este fraile holandés, la asociación «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (AIN). «los hombres son mucho mejores de lo que pensamos. sólo hace falta ponerles ante los ojos un gran ideal», dijo entonces. hoy, la obra pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada cuenta con diecisiete secretariados en otros tantos países del mundo occidental y ayuda a más de ciento cincuenta países en los que la iglesia sufre necesidad, discriminación y persecución. un desarrollo que no se debe sólo al gran talento del p. Werenfried, sino a su confianza ilimitada en la divina providencia («¡Dios no me ha fallado nunca!») y en la bondad de la gente, a su amor inquebrantable por la Iglesia y por el evangelio en estado puro, que predica el amor a amigos y enemigos. las circunstancias sociopolíticas de hoy son muy distintas a aquellas en las que nació AIN, pero en sus inspiradas páginas sigue aleteando el espíritu de un hombre bueno, conmovido por las desgracias de tantos inocentes y empeñado en enjugar las lágrimas de un Dios que nos confía su suerte.

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