Catilinarias

La única forma de llegar al poder era, pues, a través de métodos ilegítimos que incluían el asesinato de Marco Tulio Cicerón. Éste, sin embargo, fue alertado de tales planes y pudo salvarse. El 8 de noviembre del 63 a. C. Cicerón pronunciaba ante el Senado su primera «Catilinaria» («¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?»), que obligaría a Catilina a abandonar la ciudad. Los tres discursos restantes, pronunciados entre noviembre y diciembre de ese mismo año, pretendían informar al Senado de los planes del conjurador y presentarse como salvador de la República romana.
Estas «Catilinarias» constituyen, pues, un documento excepcional de uno de los episodios más conocidos de nuestra historia antigua.

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