Castellano

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) se adentra en el género histórico con su novela “Castellano” en la que narra la revuelta de los comuneros contra Carlos V, hecho que fue un sueño de orgullo y libertad que marcó la identidad española. La intención del autor es explorar la hazaña de Padilla, Bravo y Maldonado -los tres comuneros- quienes se levantaron contra Carlos V con el apoyo de muchas ciudades representadas en las Cortes de Castilla y, como es conocido, tras la batalla de Villalar en 1521, fueron derrotados y condenados a muerte. Silva teje una obra muy bien construida con alternancia del relato histórico y capítulos que reflejan sus reflexiones personales. En “Castellano” se muestra como la revuelta de los comuneros es una hazaña mucho más interesante y compleja de lo que se cree ya que se trataba de una rebelión que pretendía reivindicar la libertad y que siempre estuvo en defensa de la ley, pero fue la discrepancia con el rey lo que dio origen a que se produjera la revuelta. Toledo, Tordesillas, Villalar, Burgos y Salamanca son algunos de los escenarios donde se desarrollan los hechos. Silva ha trabajado durante diez años en esta novela a partir de una abundante documentación, obra que ha contribuido a que su autor se reafirme aún más en su identidad castellana, sentimiento que como afirma en el prólogo, ha descubierto quizá de forma tardía, pero con gran fuerza. Novela narrada con prosa precisa y cuidada, vigor expresivo y excelente ritmo que ofrece diversas lecturas desde el punto de vista político, entre ellas la del deseo de libertad frente a la ambición y codicia de algunos gobernantes y resulta muy ilustrativa para ahondar en uno de los capítulos más destacables de la historia de España.

TROA.

1 Comentario

  1. Lorenzo Silva escribe una mezcla de ensayo histórico y relato novelado de la Guerra de los Comuneros al comienzo del reinado de Carlos V, incidiendo en el alma castellana. Presenta, sobre todo, el pensamiento y la forma de ser del castellano y el por qué de la revuelta, que no era directamente contra el Rey, luego Emperador, sino contra los primeros asesores y mandamases que impuso al principio, que convertían al ciudadano libre en siervo.

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