A fuego lento

La periodista británica Paula Hawkins saltó a la fama con “La chica del tren”, un thriller muy original en su planteamiento narrativo. Regresa ahora con “A fuego lento”, una potente y perturbadora historia de género negro en torno a la venganza que arranca con el brutal asesinato de un chico llamado Daniel en un canal londinense. La sospecha oscila entre tres mujeres, las tres con alguna posibilidad o motivo para deshacerse de él.

Laura Kilbride ha estado en la escena del crimen, tiene una baja autoestima y recibe tratamiento psiquiátrico a causa de un traumático recuerdo infantil que aún le ronda en su cabeza. Otra posibilidad es Carla Meyerson, la tía de Daniel y hermana de Carla. Y la tercera sospechosa es Mirian Lewis, una vecina del chico que parece saberlo todo y posee una agenda secreta. Laura, Carla y Mirian son tres mujeres bastante complejas y las tres conocían a Daniel de forma que cualquiera podría ser una asesina. La autora teje una inquietante trama a base de constantes giros narrativos y una estructura de capítulos cortos, agiles, intensos y con fuerte carga de intriga mientras desvela lentamente las oscuridades y resentimientos de sus personajes que en algún caso esconden cuestiones escabrosas, pero todo se dibuja de forma solapada, a veces en elipsis y sin descripciones.

La exploración psicológica de las sospechosas está bien trabajada en este thriller que emplea un ingenioso doble hilo narrativo paralelo a la investigación relacionado con el argumento de una novela titulada La que se escapó, de la que se insertan algunos fragmentos. Y hay también en A fuego lento cierto tono clásico en el tratamiento de la investigación, con guiños al estilo típico del género, siempre a través de la voz de un narrador que va cambiando constantemente de opinión respecto a la sospecha y culpabilidad. Hawkins parece querer demostrar que las desgracias y tragedias del ayer siempre vuelven y pueden tener consecuencias años más tarde.

TROA.

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