12 reglas para vivir

El canadiense Jordan Peterson, profesor de la Universidad de Toronto y psicólogo clínico, es en la actualidad una de las pocas voces que se atreve a discrepar frente a lo políticamente correcto, especialmente coercitiva en el mundo universitario. Por ello, le han acusado de machista, homófobo y reaccionario. La inquina que ha levantado muestra, precisamente, la fuerza del fenómeno que Peterson quiere desenmascarar: la imposición del pensamiento posmoderno y el poder que ejerce la izquierda radical en la discusión pública. Hay, afirma, una poderosa censura. La ideología de género, la política identitaria, el igualitarismo, el feminismo radical y el relativismo son dogmas que se han extendido por los campus universitarios, los medios de comunicación y, en general, sobre el debate social, restringiendo la libertad de expresión y la libre circulación de ideas.
Sin embargo, con sus discrepancias hacia la tendencia general, ha sintonizado con una amplia audiencia de millennials: su canal de Youtube cuenta con más de 800.000 suscriptores y sus vídeos han recibido más de 4 millones de visitas en el último mes. En sus intervenciones, Peterson pone en evidencia las debilidades científicas y culturales de lo políticamente correcto, desvelando su naturaleza ideológica, política. Por otro lado, también se ha encargado de revelar las secuelas existenciales y el desorden social que conlleva.
Ahora, se traduce al castellano su última obra, “12 reglas para vivir”, un canto a la fortaleza y una embestida a la cultura de la compasión, de la indiferencia y el capricho moral. En el libro, Peterson explica doce criterios para superar el caos moral y cultural en el que se encuentran muchas personas. Se trata de un libro sencillo en la forma, pero complejo en el fondo. Para el autor canadiense, sin criterios, sin jerarquías, el individuo sucumbe a la confusión y al desorden. Es esto lo que diagnostica que ocurre hoy: nublada la conciencia moral por el indiferentismo, relativizadas las normas, el hombre no puede asumir sus responsabilidades. Peterson expone que la vida, sin embargo, es lucha; que unos ganan y otros pierden y que lo cultural tiene una base biológica.
Además, Peterson arremete contra el contexto cultural light, la mediocridad moral, el relativismo compasivo y la negligencia existencial que subyacen a la crisis de valores y a la crisis de la cultura en la sociedad contemporánea.
Las reglas, pocas y claras, que recomienda ayudan a situarse; constituyen algo así como una brújula para nuestros tiempos de incertidumbre.
José María Carabante.

Deja un comentario