Se llamaba Gaudí

A partir de los sesenta años, libre de obligaciones familiares, se entregó al proyecto de la Sagrada Família con idéntico misticismo con que otros fundan una institución religiosa o misionan un nuevo país. Dios se portó bien: le concedió una creatividad muy superior a la de su juventud y, a los setenta y cuatro años, la muerte que le había pedido: en el hospital de pobres, recogido y acompañado por la caridad cristiana. (reproducido de “La Vanguardia – Grandes Temas” 05 –noviembre 2010)

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