Mis amigas las truchas

Lo que uno precisa, dice Miguel Delibes, no son tanto perdices y truchas como sol y aire puro; en una palabra: respirar.

En esta ocasión, el ‘cazador innato’ que es Delibes nos habla de la pesca, otra de sus aficiones, contándonos sus salidas por los ríos castellanos -el Órbigo y el Rudón principalmente- durante las temporadas comprendidas entre 1972 y 1976. Una vez más nos deleita con la minuciosidad de sus descripciones mezcla de humor y de la más refinada belleza, el cuidado por el detalle y la fluidez y espontaneidad de su riquísimo lenguaje, quedando patente siempre su amor y profundo conocimiento de la naturaleza, así como su preocupación por los peligros que la acechan.

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