- Autor: Santiago Posteguillo
- Editorial: Booket
- Nº Registro: 18303
- Género: Novela histórica
- Edades: Todos
- Tipo: Normal
«La legión perdida» es el tercero y último volumen de la trilogía de novelas dedicadas por el autor al emperador Marco Ulpio Trajano (Itálica, Hispania, 53-117 d.C.) que abarca los diez últimos años de su vida hasta su fallecimiento al regresar de la campaña de Mesopotamia contra los partos, en Oriente Medio. Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) se dio a conocer con la serie narrativa dedicada a las guerras entre romanos y cartagineses, protagonizada por Escipión “El Africano” y Aníbal Barca.
El relato se inicia el año 107 d.C. en plena madurez del emperador, después de asegurar las fronteras del Norte con sus victorias frente a las tribus germanas y sármatas que desafiaban el poder de Roma. Para completar su obra, a Trajano le faltaba cumplir el deseo de recuperar la región de Mesopotamia, perdida tras la humillante derrota del cónsul Marco Licinio Craso (año 53 a.C.) ante los ejércitos aliados reunidos por el rey de los Partos. La trama novelada alterna las campañas de Trajano en las tierras orientales con la reconstrucción del desastre vivido, hacía más de siglo y medio, por las legiones de Craso. En particular, el autor se refiere a la aventura de una de ellas, la ”Legión perdida”, cuyo dramático final estaba recogido en fuentes de los historiadores de la época. El eje argumental, que gira en torno a la figura y la obra del emperador Trajano, se amplía con otros episodios menores que reproducen el ambiente de temor creado en Oriente ante el avance imparable de Roma. La obra dosifica hábilmente las descripciones de las grandes batallas y las intrigas cortesanas, basadas en hechos históricos y personajes reales, y animadas con escenas ficticias producto de la imaginación del autor. A pesar de su extensión, la acción, gracias a su estilo ágil y ameno, mantiene vivo el interés del lector hasta el trágico final. Las costumbres inmorales de la época y la supuesta homosexualidad atribuida al emperador Trajano, aparecen reflejadas como parte de una cultura pagana rechazada por el cristianismo, religión en fase de crecimiento a pesar de las persecuciones sangrientas a que estaba sometida.
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