El héroe. El discreto. Oráculo manual

Maestro, predicador, confesor, escritor de obras profanas a contracorriente de la preceptiva marcada por la orden jesuita a la que perteneció, y conspicuo representante de la corriente conceptista del barroco español, Baltasar Gracián (1601-1658) coronó con «El Discreto» la trilogía formativa iniciada con «El Héroe» y continuada con «El Político“. Ahora bien, si en «El Héroe» tocaba el ámbito épico y fabricaba un espejo del rey, y en «El Político» hacía una incursión en la esfera propia del personaje que da título al libro, «El Discreto» , en cambio, se articula en torno a un concepto tan usado en el Siglo de Oro como fue el de ‘discreción’ , virtud que, madre de todas las demás virtudes, se alza en la época como símbolo de educación, nobleza y experiencia vital. En él, Gracián desciende al hombre de mundo y traza una etopeya o caracterización del discreto u hombre universal, cuya vida se dibuja al final de la obra. El discreto gracianesco, no obstante, como barroco, se aleja de la visión optimista del humanismo cortesano renacentista, para encastillarse en el desengaño y presentar perfiles de prevención sabia y agudas cautelas. Inspirándose en los más grandes modelos clásicos de la filosofía natural y moral, sobre todo Séneca el estoico, Gracián prescinde en esta obra de la enseñanza espiritual o religiosa para atender más a la razón natural y a la moral cívica, proporcionando así un arte de vivir tan válido hoy como ayer y que, es tarea de toda la vida, ya que, en palabras del propio Gracián, ‘todo el saber humano se redice al acierto de una sabia elección’.

Baltasar Gracián nunca ha pasado de moda; de hecho, su libro más conocido, “Oráculo Manual”, es uno de los libros en lengua española que más ediciones y traducciones ha tenido. Casi trescientos cincuenta años después de ser escrito (lo fue en 1647) ha conocido tal éxito en Estados Unidos -más de cien mil ejemplares vendidos- que todas las editoriales lanzan al mercado una versión de este clásico de Gracián. Como ha señalado José Ignacio Díez Fernández, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, «El mensaje de Gracián me parece muy actual. El único problema es que el lenguaje es complicado y barroco, pero en cuanto se aligera un poco y se adapta al gusto actual, las ideas resultan plenamente modernas».

El éxito de esta obra de Gracián consiste en ofrecer al lector las claves para triunfar en ‘una sociedad moderna’, tal como entendía la corte de su tiempo, que tres siglos y medio después sigue manteniendo su vigencia en ‘un mundo competitivo y hostil’ como es el nuestro. Pero el pensamiento de Gracián está más cerca del sentido común, la moral y el señorío que de la falta de escrúpulos de un Maquiavelo de andar por casa, como lo presenta algún crítico.

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