El día de su nacimiento Gustavo está bastante contento. ¡Por fin es alguien! Pronto descubre, sin embargo, que nada de lo que tiene es suyo. Según una señora gorda la nariz es de su padre, los ojos de su madre y la boca de su tía Catata. Este será su primer desengaño. Y es que, ya desde la cuna, la vida nos depara sus pequeños sinsabores. Al ‘niño tonto’ su nodriza le clava imperdibles como si tal cosa. El día de su bautizo, mientras todo el mundo come pollos y más pollos, recibe una especie de engrudo vomitivo y nauseabundo como único alimento. Sufre en silencio la tremenda injusticia de ser bajito… Pero lo peor de todo es que no puede expresar su enfado porque sólo conoce una palabra: ‘Tata’. Tal vez para superar esta frustración, escribe su diario: un documento excepcional que revela al lector la cómica odisea de un niño que quiere hacerse mayor, entre otras cosas, para comer chorizo. Tono nos describe paso a paso el” Diario de un niño tonto”.