Oráculo manual y arte de prudencia

Baltasar Gracián nunca ha pasado de moda; de hecho, su libro más célebre y conocido, “Oráculo Manual. El arte de la Prudencia”, es uno de los libros en lengua española que más ediciones y traducciones ha tenido. Casi trescientos cincuenta años después de ser escrito (lo fue en 1647) ha conocido tal éxito en Estados Unidos -más de cien mil ejemplares vendidos- que todas las editoriales lanzan al mercado una versión de este clásico de Gracián. Como ha señalado José Ignacio Díez Fernández, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, «El mensaje de Gracián me parece muy actual. El único problema es que el lenguaje es complicado y barroco, pero en cuanto se aligera un poco y se adapta al gusto actual, las ideas resultan plenamente modernas».
El éxito de esta obra de Gracián consiste en ofrecer al lector las claves para triunfar en ‘una sociedad moderna’, tal como entendía la corte de su tiempo, que tres siglos y medio después sigue manteniendo su vigencia en ‘un mundo competitivo y hostil’ como es el nuestro. Pero el pensamiento de Gracián está más cerca del sentido común, la moral y el señorío que de la falta de escrúpulos de un Maquiavelo de andar por casa, como lo presenta algún crítico.
El arte de la Prudencia” no es un manual del perfecto arribista, sino un libro sensato que enseña en trescientos aforismos cómo desarrollar la personalidad para llegar a lo más alto, teniendo como norte la bondad, tanto del espíritu como de las obras, como también proponían Tácito, Séneca y Plutarco: ‘la sola ventaja del mandar: poder hacer más bien que todos’. Las muchas disputas que mantuvo con sus superiores de la Compañía de Jesús, porque se resistía a que sus libros pasaran censura previa, no le apartaron un ápice de su concepción cristiana de la vida: ‘¡Oh grande infelicidad del siglo nuestro, que se tenga la virtud por extraña y la malicia por corriente!’. Y aunque recomienda ciertas dosis de astucia (como no aparentar saber más que el jefe) no quedan muy lejos del consejo evangélico: ser mansos como palomas y astutos como serpientes: ‘En una palabra, santo, que es decirlo todo de una vez… Tres eses hacen dichoso: santo, sano y sabio’.
Esta versión actualizada acerca efectivamente el texto de Gracián a un público no muy acostumbrado al lenguaje del Siglo de Oro. Pero quien se considere capacitado, hará mejor leyendo alguna versión original, que además le saldrá sensiblemente más barata.
José Emilio García Huertas.

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