La imaginación conservadora

Gregorio Luri presenta en este ensayo sus razones particulares para ser y sentirse conservador en la España del siglo XXI, lo que en el argot político y popular es la derecha y, con ello, reivindica la libertad personal de no dejarse arrastrar por la moda intelectual imperante del progresismo y del sentimiento progresista. Tal y como recoge el propio Luri citando al conservador Severo Catalina de 1589, ‘progresar no es correr, progresar es subir’, y por tanto defiende que no es “el cambio” per sé la razón de ser de una buena política, sino el equilibrio entre la tradición y su evolución hacia un lugar mejor que el anterior punto de partida. La prudencia es el rasgo diferenciador de un buen conservador y con ella se siente plenamente identificado el autor.
Luri es consciente de la dificultad que supone en nuestra cultura de hoy declararse conservador, y también lo fácil que resultará para la progresía descalificarlo y apartarlo como no válido por no ser uno de los suyos. Por ello, se afana meticulosamente en desgranar sus convicciones con fundamento, explicando y haciendo pedagogía de la bondad y de la necesidad de palabras tan vilipendiadas como puede ser el caso de la tradición. El título del libro lo dice todo cuando refiere la necesidad de recurrir a la imaginación para renombrar un pensamiento conservador en decadencia.
La imaginación conservadora” hace un recorrido sobre cuestiones políticas e ideológicas de fondo (por ejemplo, el concepto griego clásico de politeia), empleando para ello un lenguaje denso y en ocasiones complejo, que huye de la actual simplicidad argumentativa en la que estamos instalados por el predominio generalizado de la cultura pop que todo lo invade y cuya expresión más relevante son las redes sociales, ese monopolio informativo que habla de todo y huye de profundizar en nada, reduciendo a cenizas cualquier argumentación sistemática y sustituyéndola con aforismos cortos y resultones.
Luri se detiene en las cuestiones que plantea sin prisa, y le pide al lector que haga lo mismo para afrontar cuestiones que son significativas y que requieren un tiempo de reflexión si de verdad se quiere acceder a comprender el significado político del conservadurismo y sobre todo su utilidad en nuestros días. Para ello, recurre con gran prodigalidad a autores y términos clásicos junto a un catálogo de definiciones, anécdotas y citas de todos los tiempos que le acompañan en su itinerario hacia la defensa de una forma de vida y hacer política donde no se menosprecia el pasado. Luri critica esa pretensión revolucionaria de querer empezar siempre desde cero y negar todo lo que le precede.
Por último, todo el texto está impregnado de un sentimiento del autor que pretende manifestarse desde la veracidad, aspirando a ser veraz en la expresión de las ideas, basándose no en la mera opinión sino en la prueba, que en filosofía consiste en la enunciación de proposiciones ciertas. También acaba aceptando que en política las cosas funcionan de otra manera, pues en el espacio público una noticia es sólo un producto que se utiliza para congregar a la audiencia que será vendida a los anunciantes (cita de Neil Postman en How to Watch the TV News), o cuando el autor afirma que ‘el ciudadano bien informado, crítico y participativo, es uno de los mitos de la democracia’.
Antonio Amate Cruz.

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