El forastero misterioso

Esta vez el forastero, por misterioso que pareciera, no se presentó con cuernos, ni con rabo, ni con patas de cabra. Al contrario, «vestía ropa nueva y buena, era guapo, tenía un rostro atractivo y una voz agradable». Pero hizo y dijo cosas que quedarán para siempre grabadas en la memoria desasosegada de los hombres.

Mark Twain, con una leve entonación de cuento de hadas, casi fuera del tiempo y del espacio, escribió una alegoría sobre la condición humana…, inquietante en su aparente sencillez.

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